jueves, 28 de enero de 2016

EL ÚLTIMO BESO

El ambiente que imperaba en la habitación era demasiado frío, el aire caliente de la respiración de ambos amantes se condensaba en un gas espeso cargado de sentimientos dolorosos, amor y vapor de agua. Permanecieron abrazos diciéndoselo todo sin pronunciar palabra alguna; mientras, el tiempo seguía su marcha, en cámara lenta como si intentara tatuar aquel instante en la eternidad.

Ella dejó caer su mano y él la tomó con dulzura, sabía que el corazón de aquella mujer estaba cansado de la lucha contra el acecho constante de la muerte; sin embargo, el amor no se había apagado y aquella mujer con la cabeza casi calva, la piel pálida y los labios secos para él parecía solo un disfraz, porque en sus pupilas, se reflejaba una mujer radiante, vigorosa y sensual, la misma que él había conocido hace tantos años, una mujer muy diferente a la que estaba postrada ante sus ojos. Se sintió atrevido por un momento y esto solo lo supongo porque inclinó la cabeza hacía el oído de su esposa y le habló en voz casi imperceptible. – Hermosa dama, ¿se atrevería usted a matar a este admirador suyo, con un beso? –

Se desvió lentamente de su oído hacía su boca y ella le respondió al gesto con una sonrisa apenas esbozada y un leve intento de beso hasta donde su deteriorado cuerpo le permitía, el último para ambos; en ese mismo instante el corazón de ella detuvo su marcha.